martes, febrero 10, 2009

El Circo del Dr. Lao

¡Oh, la Fantasía! ¿Podemos acaso compartirla? ¿Se conocerán algún día entre ellos los seres nacidos de padres desconocidos, de países tan remotos? En parte es posible, gracias a las mitologías, a esos catálogos de ciudades soñadas y criaturas dotadas de poderes inauditos. Pero eso, es sólo el inicio. Trasponer simbologías y lograr que los nuevos héroes hereden los valores de sus antepasados culturales es sólo un alto en el camino. El resto de la vereda nos queda libre para experimentar e inquirir.

La penetración, es otra cosa. El verdadero descubrimiento. El descorrer del telón ficticio que nos vendaba los ojos.

La irrupción de lo numinoso en lo cotidiano no debe quedarse en un mero disfraz. Tal vez por este motivo no pueda compartir muchas fantasías. No capte el tono exacto de otras voces. El sentido se me representa claro y diáfano, pero me pierde la intensidad, la mía, por supuesto. Los mensajes pintados sobrevuelan en los disfraces que citaba hace un momento, pero apenas me tocan. Resta aquello que otorga a los mitos su carácter eterno: el éxtasis. La catarsis.

Tampoco me subleva la crítica, siendo como es una medicina engañosa, un sustituto de una embriaguez a la que no suplanta. Digamos que no puedo acomodarme a una negación sin lograr la sensación. Me resulta extremadamente pobre. Tal vez un consuelo para quienes se atreven a introducir un pie en el agua helada y así después poder contarlo. Expresar, relatar, no es honesto si uno no se deja la piel y los dientes en las letras…

¿Cómo puede un autor denunciar la supuesta ignorancia de un Abalone, o una población cualquiera sin contar con la suya propia? ¿De dónde procede la sonrisa? Describir la silueta de una sirena como si nunca hubiera sido un híbrido de un ave, ignorar aquella entidad que la asocia al presagio de una muerte funesta, no es sólo un descuido. Es más que eso. Se convierte en una semilla que en su crecimiento borra parte de la memoria de nuestros muertos.

Y lo peor es que el terror desfallece. No nos asustan. No hay catarsis…

Y se preguntarán por qué les hablo de todo esto… Bueno, yo sé porqué lo digo.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

tng 7 velas negras que tras un conjuro desconocido no por mí, te vuelven del revés.


voy a buscar ese... eso, de lo que escribes pero que no explicas nada, y como no logre tener un OrGSSS!!! te juro que..
lo dicho.

Timur dijo...

wow que chido esta tu blog,este post no me lo ley, pero llegue aca buscando la historia de Jean Grenier, que bueno que la tenias y ya me lei varios màs muy buenos